El presidente de Irán viajaba en un helicóptero que se estrelló, según medios estatales
Los equipos de rescate intentan localizar el helicóptero en el que viajaban el presidente Ebrahim Raisi y el ministro de Asuntos Exteriores, Hossein Amir Abdollahian, informan los medios estatales. Se desconoce su estado.
Un helicóptero en el que viajaba el presidente de Irán, Ebrahim Raisi, y su ministro de Asuntos Exteriores se estrelló el domingo en el montañoso noroeste del país, según los medios estatales, agravando la agitación que se ha apoderado de la nación tanto en el frente internacional como en el nacional en los últimos meses.
Raisi, de 63 años, viajaba desde la frontera de Irán con Azerbaiyán para inaugurar un proyecto conjunto de construcción de una presa. El helicóptero, en el que viajaban Raisi y el ministro de Asuntos Exteriores, Hossein Amir Abdollahian, se estrelló cerca de la ciudad de Varzeqan alrededor de la 1 p. m. hora local, en medio de un mal tiempo y una espesa niebla, informaron los medios de comunicación estatales.
Los equipos de búsqueda y rescate rastrearon una zona de altas montañas y densos bosques bajo la lluvia y la niebla durante más de 10 horas. En un momento dado, las autoridades suspendieron la búsqueda aérea debido al mal tiempo y enviaron soldados a pie, comandos de élite de la Guardia Revolucionaria y 40 equipos de rescate para localizar el lugar del accidente.
Hasta bien entrada la noche, los medios de comunicación estatales aún no habían informado sobre bajas, ni sobre el estado del presidente o de cualquier otra persona a bordo. Tampoco se conocía la causa del accidente.
El líder supremo, el ayatolá Alí Jamení, declaró en una alocución en la televisión estatal: “No se interrumpirá el funcionamiento del país”. “Los altos funcionarios están haciendo su trabajo y yo les he aconsejado sobre los puntos necesarios y toda la operación del país se llevará a cabo sin problemas y en orden”.
Raisi, un conservador que reprimió violentamente la disidencia, es considerado como posible sucesor del líder supremo. La incertidumbre sobre su destino se produce en un periodo especialmente tumultuoso para Irán.
Su larga guerra en la sombra con Israel estalló después de que Hamás atacara Israel el 7 de octubre, desencadenando la guerra en Gaza y una cascada de ataques y contraataques en toda la región.
Las hostilidades se acentuaron aún más después de que Israel realizara ataques aéreos contra un edificio del complejo de la embajada iraní en Siria en abril. Irán tomó represalias con su primer ataque directo contra Israel tras décadas de enemistad, lanzando más de 300 drones y misiles contra el país, muchos de los cuales fueron derribados.
En el plano interno, Irán también se enfrenta a una ira generalizada, con muchos residentes que piden el fin del gobierno clerical. La corrupción y las sanciones han destruido la economía, avivando la frustración.
En los dos últimos años, el país ha sido testigo de una revuelta interna, la caída de la moneda iraní a mínimos históricos, la escasez de agua agravada por el cambio climático y el atentado terrorista más mortífero desde la fundación de la República Islámica en 1979.
Si el presidente muere, el vicepresidente asume el mando y deben organizarse elecciones en un plazo de 50 días, según Ali Vaez, director para Irán del International Crisis Group, una agencia independiente de prevención de conflictos.
Eso, dijo, sería “un gran desafío para un país que se encuentra en medio de una grave crisis de legitimidad en casa y hostilidad abierta con Israel y Estados Unidos en la región”.
Raisi es un clérigo religioso de línea dura que alcanzó la mayoría de edad durante la revolución islámica del país. En el marco del sistema teocrático iraní, Raisi, como presidente, es la segunda persona más poderosa de la estructura política iraní después del líder supremo, Jamenei.
Tras convertirse en presidente en 2021, Raisi consolidó su poder y marginó a los reformistas que querían rebajar las tensiones con Occidente. En repetidas ocasiones afirmó que perseguía una política de “diplomacia fuerte”, forjando lazos económicos y de seguridad más estrechos con Rusia y China.
Durante el mandato de Raisi, Irán siguió ampliando su influencia regional, respaldando a sus aliados en Medio Oriente, que han llevado a cabo ataques contra Israel y Estados Unidos, e impulsando el programa nuclear del país.
En el mismo periodo, Raisi supervisó una amplia y mortífera represión de manifestantes, muchos de ellos mujeres y jóvenes, que habían salido a las calles a protestar contra los clérigos que gobernaban el país. Según grupos de derechos humanos, las fuerzas de seguridad mataron a cientos de manifestantes.
Raisi ha sido considerado uno de los principales candidatos a suceder a Jamenei como líder supremo. Uno de sus principales rivales es un hijo de Jamenei.
A pesar del accidente, algunos analistas dijeron que no esperaban un cambio importante en la agenda de Irán en el exterior.
El líder supremo de la nación es responsable de establecer todas las políticas del país, dijeron los analistas, mientras que el poder del presidente proviene de la promulgación de esas decisiones.
“Por un lado, el resultado no augura un cambio radical en la forma en que Irán formula sus intereses en el exterior y actúa en consecuencia”, afirmó Ali Vaez, director para Irán del International Crisis Group.
“Es el líder supremo quien toma las decisiones estratégicas sobre política exterior, aunque informado por las opiniones de otros actores clave, incluido el presidente”.
El ministro de Asuntos Exteriores, Abdollahian, ha estado muy implicado en la diplomacia regional con los países árabes. En los últimos meses, también se ha reunido en Catar con dirigentes de los grupos militantes respaldados por Irán, entre ellos la Yihad Islámica Palestina y Hamás, el grupo que dirigió el ataque del 7 de octubre contra Israel.
También mantuvo conversaciones indirectas secretas con Estados Unidos, en febrero y en mayo, en Omán, para tratar de rebajar las tensiones y aliviar las sanciones relacionadas con el programa nuclear iraní.
FUENTE: TNYT