El caso de Natalia Montaño Ruelas, funcionaria del Ayuntamiento de Puerto Vallarta, alcanzó al comediante Franco Escamilla. Luego de que se viralizara el fragmento de su show Cabareteando —grabado en Tepic, Nayarit a finales de septiembre— donde Montaño no supo explicar a qué se dedica en su trabajo, usuarios en redes sociales comenzaron a acusar al standupero de haber recibido dinero para ridiculizarla públicamente.
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El video, difundido el lunes 27 de octubre, muestra a Montaño respondiendo con ligereza a las preguntas del comediante: “me la paso bien” o “tomo mucho, como y desayuno”, dijo entre risas cuando Escamilla le pidió detallar sus funciones en el Ayuntamiento. La escena desató una ola de críticas hacia la servidora pública, a quien se identificó como auxiliar en la Secretaría de Hacienda Municipal desde marzo de 2025.
Sin embargo, tras la avalancha de comentarios, surgieron teorías que apuntaban a una supuesta manipulación política detrás del episodio. En X (antes Twitter), algunos usuarios afirmaron que el comediante había sido pagado por un partido político para exhibir a la funcionaria, acusación que Franco Escamilla negó tajantemente.
“Ahora me están putea*** a mí por lo que dijo una persona en Cabareteando (…) Dicen que un partido me pagó para put*** a esta persona. ¡Por favor! Yo le pregunté como a cualquier persona, no sabía quién era ni a qué se dedicaba”, respondió en uno de sus espacios digitales.
Escamilla lamentó que se intente politizar su trabajo y recordó que su formato incluye interacción espontánea con el público: “El show dura dos horas, de las cuales solo quince minutos son cabareteo. No hay mala intención”, aclaró.
Por su parte, Montaño Ruelas ofreció disculpas públicas, reconociendo que sus respuestas fueron inapropiadas. “Lamento muchísimo el tono ligero en el que respondí (…) aprendí que debo cuidar mis palabras y capacitarnos siempre”, expresó en un video.
El alcalde Luis Ernesto Munguía también intervino, señalando que todos los funcionarios “deben guardar respeto por la investidura pública”, aunque no anunció sanciones formales.
Mientras tanto, el caso sigue encendiendo el debate sobre la responsabilidad de los servidores públicos y los límites del humor en la era de las redes sociales. Lo que comenzó como un momento de comedia hoy se ha convertido en un episodio con tintes políticos que pone bajo la lupa tanto a Franco Escamilla como a la administración vallartense.
FUENTE: INFOBAE
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